jueves, 15 de mayo de 2008

¿Marihuana dañina? Mito y verdad

Observe esto porfavor:

Esta Interesante grafica de una encuesta que refleja el nivel altísimo de ignorancia que rige en nuestra sociedad, gracias a la propaganda oficial y a los medios de desinformación masiva. Aquí podemos ver que la mayor parte de los encuestados piensa que el cannabis es riesgoso para la salud pública. Aunque de los que han experimentado el efecto del cannabis solo una minoría realmente cree que el consumo de marihuana sea dañina para la salud colectiva, esto se explica debido a que después de haber adquirido la experiencia del consumo, las personas dejan de ver al cannabis como una droga fuerte y son capases de entender que fumarse un churro no es lo mismo que inyectarse heroína, que incluso es solo un estimulante ligero y relativamente inofensivo. Sin embargo, cave resaltar una verdad muy importante en este caso: El THC, sustancia activa de la marihuana, no es neurotoxica ni adictiva, pero el fumar marihuana es altamente cancerigeno, dañino para los pulmones, vías respiratorias y las arterias del corazón. El consumo de marihuana puede tambien desencadenar enfermedades emocionales ya existentes en el individuo consumidor, estas enfermedades son: Esquizofrenia, depresión y trastornos del sueño, estas ultimas no son causadas por el cannabis, pero si son desencadenadas por el. Tambien es verdad que las personas con enfermedades cardiacas o hipertensión deberían desistir del consumo de productos que contengan THC, ya que este aumenta la presión sanguínea y el ritmo cardiaco.

Para reducir riesgos, no fume la marihuana, en vez de eso ingiérala por vía oral, ya sea en sólidos o líquidos.

Para preparar la marihuana en sólidos, proceda de la siguiente manera: Desmenuce la hierba retirando ramas y semillas, ponga aceite o mantequilla a hervir en un sartén, proceda a integrar la hierba y dejarla sobre el fuego solo unos pocos segundos, no caliente demasiado a fin de evitar sabor a quemado. Una vez teniendo esta pasta, puede ser utilizada para preparar gran variedad de platillos como pasteles y hotcaces y demás comidas, sea creativo, experimente en la cocina y póngase bien grifo sin dañar su cuerpo, sus pulmones se lo agradecerán

Para preparar la marihuana en líquidos, proceda de la siguiente manera: Ponga a hervir la cantidad suficiente de agua a máxima temperatura, la finalidad es que el agua este muy caliente, retire del fuego, agregue la hierba, inmediatamente después, tape el recipiente cerciorándose de que el vapor no puede escaparse por ningún lado, esto ultimo es muy importante porque el THC tiende a evaporarse con el agua. Habiendo hecho esto espere el tiempo necesario hasta que el liquido este totalmente a temperatura ambiente, se cuela y en teoría ya esta listo para beberse, pero a mi en lo personal me gusta ponerle azúcar, jugo de limón y hielo, hay muchos que a esto le agregan un poco de ron y listo; tenemos un riquísimo Té jamaiquino. Yo desistiría de agregarle ron, por los altos riesgos que conlleva el consumo de alcohol, pero ustedes sabrán decidir que es lo que quieren hacer con sus vidas. ¡Salud!

Aclaro que el efecto de la marihuana por vía oral no inhalada tiende a ser más potente y además puede llegar a tardar varias horas en surtir efecto, pero es mejor así a que nos andemos muriendo de cáncer después.

viernes, 9 de mayo de 2008

Según dos estudios clínicos, los extractos de cannabis son eficaces en el tratamiento del dolor neurológico

En un comunicado de prensa de la compañía británica GW Pharmaceuticals del 15 de enero de 2007, han sido presentados dos estudios clínicos con el extracto de cannabis Sativex: uno en pacientes con dolor neurológico tipo alodinia, el otro en enfermos con neuropatía diabética dolorosa. En el primero, el uso del Sativex dio lugar a una mejoría clínica importante en el dolor y la calidad del sueño. Los resultados del estudio en pacientes con neuropatía diabética demuestran una diferencia menos clara entre el extracto de cannabis y el placebo. Ambos estudios utilizaron enfermos que ya tomaban los mejores tratamientos antiálgicos disponibles en la actualidad, pero seguían presentando dolor severo. Continuaron tomando los otros analgésicos durante el estudio.

El primer ensayo incluyó a 246 pacientes con neuralgia del tipo alodinia, es decir, respuesta dolorosa a estímulos que normalmente no resultarían álgicos. El principal fin del estudio, saber la proporción de enfermos que respondían al tratamiento, fue estadísticamente significativa a favor del Sativex. Además, se cumplieron otros dos objetivos añadidos de eficacias donde también hubo significación estadística para el Sativex: la Impresión General del Paciente al Cambio (Patient’s Global Impression of Change) de tratamiento y la valoración de la calidad del sueño.

El estudio con neuropatía diabética implicó a 297 enfermos. Los que tomaron Sativex mostraron una media de mejoría del dolor del 30 por ciento y un tercio de ellos alcanzaron una respuesta superior al 50. Sin embargo, los resultados del ensayo son difíciles de interpretar debido a la anormal y enorme variedad de respuestas en el grupo placebo. Aunque todas las mediciones que lo compararon con el placebo fueron favorables al Sativex, no alcanzaron significación estadística.

(Fuente: GW Pharmaceuticals del 15 de enero de 2007)

Cortesía de IACM
Asociación Internacional por el Cannabis como Medicamento

GRASS (documental de la marihuana en los estados unidos)















SkaP Cannabis

¿Por qué se debe legalizar la marihuana? (Por: Jorge Javier Romero Vadillo)

Comencé una causa en el facebook: hay que impulsar la legalización de la marihuana en México. Creo que es importante impulsar entre los ciudadanos la opinión de que es mejor legalizar —lo que implica poner reglas, normar, normalizar, y no simplemente liberalizar, aunque mucho de liberal tendría la medida— que mantener una prohibición sólo útil para aumentar los recursos de los delincuentes y las organizaciones mafiosas dedicadas al narcotráfico.
Es en este momento, cuando la política gubernamental de combate al crimen organizado está a punto de comprometerse con una serie de metas con los Estados Unidos a cambio de los 500 millones de dólares que le van a enviar en equipo militar, policial y en asesores, cuando el Estado mexicano está a punto de invertir siete mil millones de dólares en una guerra perdida, cuando es importante decir que nada se podrá contra los criminales mientras tengan dineros provenientes del mercado negro. La cantidad de recursos que se maneja en el mercado ilegal de las drogas es lo suficientemente alta como para sostener la guerra contra el Estado. En un país con la desigualdad de éste, el ejército de reserva de los narcotraficantes es suficientemente grande como para mantener la operación frente a unos agentes del Estado corruptibles, incluso con mejor nivel técnico, más armamento y asesores gringos.
Además, existe una forma muchísimo más racional de manejar el problema de las adicciones y los costos sociales y familiares de las adicciones: que el Estado regule el mercado, de manera que desaparezcan los incentivos para enganchar a los niños y jóvenes. Un mercado de drogas normado por el Estado, con monopolios específicos de algunas drogas —las duras, por ejemplo— y con liberalización regulada de la marihuana le quitaría completamente los incentivos a las organizaciones criminales dedicadas al mercado negro.
Es cierto, como comentaba Gabriel Zaid en su artículo en Contenido de hace un mes o algo así, que la ventaja competitiva de las organizaciones mafiosas es en los mercados clandestinos en general y no en el de las drogas. Precisamente por eso es necesario reducir al máximo los mercados clandestinos: hay que reconocerlos y regularlos. Pero como Zaid es un idólatra del libre mercado no puede pensar en mercados fuertemente regulados por el Estado como soluciones eficientes a los problemas de la cooperación social.
En el caso de las drogas es evidente que en lugar de gastar siete mil millones de dólares en una guerra perdida, se les podría ganar a los carteles (así, sin acento) legalizando y tomando el Estado en sus manos el mercado. Además de todo, podría obtener recursos importantes de las cargas impositivas que le pusiera a las drogas. El dinero ahorrado y el recaudado se podrían invertir en educación, información y prevención de las adicciones y también se podrían invertir en la mejora del clima de convivencia en las ciudades, en más actividades recreativas y culturales para los jóvenes.
Es perfectamente posible comenzar con la marihuana. No voy a hacer aquí una más de las apologías de la marihuana que se pueden encontrar en internet. Es evidente que se trata de una droga injustamente satanizada, cuando en cambio es legal el alcohol violento y asesino, culpable de la inmensa mayoría de los accidentes mortales de tráfico, y el tabaco, adictivo hasta la desesperación e indudablemente mortal, droga inútil, nada divertida y efímeramente placentera.
El tabaco atrapa a casi todos los que lo consumen y a una buena parte los mata. El alcohol también atrapa y destruye. No a todos, pero a muchos de los que lo usan. Y mata alrededor de donde se consume, ni siquiera sólo a los que se lo beben. Y la prohibición ha demostrado su absoluto fracaso ahí donde se ha impuesto. En el caso del alcohol en Estados Unidos, doce años fueron suficientes para permitir la acumulación originaria de muchas de las mafias que todavía operan en otros rubros de los mercados clandestinos. Cuando Roosvelt acabó con el despropósito puritano, el paso se dio de la prohibición a la liberación absoluta, con la creación de un mercado multimillonario que ha abusado de la publicidad, aún más que las tabacaleras, ahora culpabilizadas.
La política que se está siguiendo con el tabaco es una opción más racional. Se está restringiendo el espacio público para fumar y se está eliminando la publicidad, sin prohibir ni la venta ni el consumo. Ese es un caso de regulación extrema del mercado de un producto adictivo, dañino para la salud y con consecuencias sociales, pero a nadie se le ocurriría el desatino de prohibir completamente el tabaco. El mercado negro surgiría de inmediato y las ganancias del crimen organizado se multiplicarían.
La marihuana es mucho menos dañina. Nadie se ha muerto por sobredosis de THC, hay formas de consumirla que evitan la combustión y los efectos de ésta en los pulmones, y es mucho menos adictiva. Los marihuanas no suelen agredir al prójimo, como sí lo hacen los borrachos, y si bien es cierto que son un peligro al volante, no lo son más que los beodos convertidos en campeones de fórmula uno. Frente a unos y otros la actitud del Estado debe ser la misma: cero tolerancia a la conducción ebrio o marihuana. Pero si no conducen y si no se meten con el prójimo, entonces tanto los borrachos como los marihuanas deberían ser objeto del absoluto respeto por parte de los demás.
Hay una ruta posible para impulsar la legalización de la marihuana en México ahora. Si se suman voces ciudadanas a favor de una ruta inteligente en tres etapas. La primera buscaría eliminar la criminalización de los consumidores de marihuana. Se trataría de fijar cantidades de posesión para el consumo personal como legales —tres gramos parece lo sensato— y de fijar sólo penas informativas para los consumidores. En un segundo momento hay que impulsar la legalización del uso médico de la cannabis, suficientemente documentado, y la tercera etapa sería impulsar la legalización del cáñamo para uso industrial, con lo que muchos agricultores podrían transformar sus plantíos destinados a la marihuana en plantíos rentables de cáñamo especializado en la fibra o en la celulosa, sin contenidos significativos de THC.
En éste, como en otros asuntos, es indispensable la acción de los ciudadanos que creemos que es posible encontrar mejores soluciones a los problemas de convivencia con base en la acción eficaz de un Estado laico que fundamenta sus posiciones en criterios científicos y no visiones morales particulares.
La de la marihuana es una causa ilustrada. Conozco muchos intelectuales, artistas e incluso políticos que fuman marihuana habitualmente y no son ni criminales ni monstruos a los que hay que someter. Incluso la inmensa mayoría de ellos tampoco son adictos necesitados de un programa de rehabilitación y los que lo requerirían lo necesitan más por el alcohol que por su consumo inmoderado de mota. Es hora de que salgamos a defender una causa que nos involucra, sin hipocresía y sin moralismos idiotas.